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Es para mi un honor dirigirme hoy por primera vez al Consejo Internacional del Café en mi condición de nuevo Gerente General de Ia Federación Nacional de Cafeteros. Esta no es la primera vez que asisto a estos encuentros. Mi primera experiencia en la diplomacia del grano —bajo Ia sabia tutorÃa de Don Jorge Cárdenas— fue como miembro de Ia delegación de Colombia ante Ia OIC a finales de Ia década de los ochenta. Fui testigo de uno de los momentos más difÃciles de esta Organización cuando, en medio de Ia incomprensión de algunos y Ia intransigencia de otros, se derrumbaron las cláusulas económicas del Acuerdo Internacional del Café. Ya ha corrido bastante tiempo, pero a diferencia de las heridas del cuerpo y del alma las Ilagas que dejó el colapso de las polÃticas del ordenamiento del mercado no sanan sino que son cada dia más hondas, más dolorosas y más graves. El mundo del café que existIa cuando apenas me iniciaba en estas faenas no tiene nada que ver con las crudas realidades que hay nos toca enfrentar.